miércoles, 28 de octubre de 2009

Por fin un título

Despues de tanto tiempo, se me ha ocurrido un título para este rinconcito de la Red de redes en el que guardo mis penas, alegrías, curiosidades, a veces el día a día... Al fin y al cabo, donde guardo todo lo que quiero compartir con vosotros y que además lo tenga a mano...

Antiguamente había un mueble en las casas que servía específicamente para eso. En él se guardaban los utensilios de comer tales como mantel, servilletas, cubiertos... y se solía poner cerca de la mesa donde se comía para que todo estuviese a mano. Este mueble no es ni más ni menos que la alacena. A partir de ahora así se llamara esta cosa que me sirve para guardar mis cosas y poder recuperarlas en un futuro.

Saludos

domingo, 25 de octubre de 2009

Cuatro pasodobles "hermanos"

Hoy toca una entrada musical, que con todo lo que es la música para mí, rara vez escribo aquí sobre el tema.

¿Qué tienen en común los pasodobles "Gallito", "Vito", "Dauder" y "Angelillo?

Gallito



Vito



Dauder



Angelillo

(No he encontrado audio para que lo oigais)


Muchos no sabréis que decir. Otros, conocedores del mundo de la música habréis deducido que estos pasodobles son todos del mismo autor, Santiago Lope, pero sus puntos en común van más allá...

Una vez presentados a tres de los cuatro hermanos, os cuento la peculiar historia que hay detrás de ellos (sacado de El Rincón del Pasodoble. El texto corresponde a un artículo dedicado a "Gallito")

Este pasodoble es considerado el Himno Oficial Taurino, es la evocación de la alegría de la fiesta, es el griterío en los tendidos, son los olés de una grana faena, es el paseíllo, es la suerte de banderillas, es el bullicio, los cascabeles, la alegría de la vuelta al ruedo paseando los trofeos... Es en definitiva, la fiesta de los toros.



El maestro Santiago Lope Gonzalo compuso este pasodoble y fue dedicado a Fernando Gómez Ortega "Gallito Chico", matador de novillos y hermano de Rafael y José, que alcanzaron más fama que aquel.

"Gallito Chico" había nacido en Sevilla, el día de Navidad de 1884 y era el segundo hijo varón de Fernando Gómez García "El Gallo". El primer hijo fue Rafael Gómez Ortega "El Gallo", nacido en Madrid el 17 de Julio de 1882 y el tercero José Gómez Ortega "Gallito", nacido en Gelves (Sevilla) el 8 de Mayo de 1895 y fallecido en Talavera de la Reina el 16 de Mayo de 1920 como consecuencia de la mortal cogida ocasionada por el toro Bailaor, de la señora viuda de Ortega.

Por todo esto, cuando se estrenó el pasodoble en el año 1904, José Gómez Ortega "Gallito", tenía nueve años y aunque evidentemente llevaba sangre torera, todavía no podía dedicarse a la tauromaquia y por lo tanto NO FUE EL DESTINATARIO DEL PASODOBLE.



Su hermano, Fernando Gómez Ortega "Gallito chico", era por aquellas fechas un novillero que había recibido la alternativa en México, si bien jamás la llegó a confirmar en Madrid y con los años acabó actuando como banderillero en las cuadrillas de sus hermanos. Pero a pesar de que este pasodoble no fue dedicado al maestro de Gelves, desde la mortal cogida que sufrió en Talavera, se estableció la costumbre de iniciar y finalizar todas las corridas que se celebraran en este coso con la interpretación del pasodoble "Gallito".



Entonces, ¿Por qué se fijó el maestro Lope en el menos importante de la dinastía de los Gallito para dedicarle su pasodoble?

La casualidad hizo que la Asociación de la Prensa de Valencia organizara un festejo mixto a beneficio de dicha entidad, en el cual participaran el matador de toros Fernando Gómez "Gallito chico", y los novilleros Agustín DAUDER Borrás (Colibrí), Angel González Mazón "ANGELILLO" y Manuel Pérez Gómez "VITO", quienes lidiarían ocho reses de la ganadería de Félix Gómez.

Ya se encargaron los organizadores "Latiguillo", "Cencerrito" y "Aguaiyo" de que fuera un festejo singular, que pasara a la historia, pues si el cartel no era suficientemente atractivo, que si lo era, "Aguaiyo" pretendía que se estrenaran otros tantos pasodobles destinados a cada uno de los espadas.

Semejante propósito solo podía ser encargado al maestro Lope, quien era, por entonces, el director y fundador de la Banda Municipal de Valencia, y así, la tarde del 29 de Julio de 1904 se oyeron por primera vez los pasodobles "Gallito", "Dauder", "Angelillo" y "Vito", los cuatro nacidos para la misma ocasión y los cuatro con el mismo autor.

Es más, aquella tarde estaba predestinada a figurar entre las más significativas de la historia de la música taurina, seis Bandas de Música amenizaron el festejo: la de la Beneficencia, la de Veteranos, Cararroja, Torrente, la del Regimiento de Mallorca y la Municipal de Valencia, dirigida por el propio Santiago Lope.



De los cuatro pasodobles, el que más éxito ha obtenido y no puede faltar en los grandes acontecimientos es "Gallito", obra cumbre del compositor riojano nacido en Ezcaray el 23 de Mayo de 1871 y fallecido en Burjasot (Valencia) el 25 de Septiembre de 1909.

La noticia de su fallecimiento, a temprana edad, echó al pueblo de Valencia a la calle y fue acompañado el féretro del maestro Lope mientras la Banda Municipal, sin su director, sin su batuta y con lazos negros en sus uniformes, interpretaba la marcha fúnebre de "El ocaso de los dioses" de Richar Wagner.

Pero el público pidió que se tocase uno de los pasodobles del maestro y en aquel día gris, entre la tristeza y la oscuridad de los lazos negros y el coche fúnebre, sonó "Gallito" deslumbrando una vez más con su melodía y arrancando un sollozo del fondo de los corazones valencianos.

miércoles, 21 de octubre de 2009

Otoño

(Esta vez no es un estado anímico.)

Aunque oficialmente llegó allá por el 21 de septiembre, realmente parece que ha llegado hoy. Hemos empezado a notar más frío, un cielo menos azul debido a las nubes que comenzaban a taparlo, y por último, esta noche, la lluvia.

Para mucha gente, el otoño es una época triste. Ha pasado el verano. Ha pasado ese tiempo de descanso, de compartir tiempo con esa gente que durante 10 u 11 meses tenemos un poco abandonada. Ahora toca comenzar un nuevo curso con las pilas bien cargadas e ilusiones renovadas, y esto a mucha gente no le gusta.

Otra de las razones por las que el otoño no gusta puede ser que ahora cualquier día no es bueno para dar un paseo. Ahora hay pocos días y hay que aprovecharlos, ya que vamos a ver lo mismo que hemos visto meses atrás: jardines y parques llenos de colores pero esta vez en vez de unos intensos y alegres verdes, los veremos con unos tonos anaranjados, menos intensos, quizás teñidos de tristeza, pero no por ello dejan de ser igual (o más, según el caso) bonitos.

Otras de las cosas que me gustan de esta época es esas tardes lluviosas en las que ves las gotas de agua aferrarse a los cristales, oponiendo resistencia a la gravedad, mientras tú, en tu sofá, ves una película a la vez que te comen una enorme fuente de palomitas.

Sin más, me despido deseando que saquéis todas las cosas buenas que os trae el otoño, que no son pocas aunque, dicho sea de paso, haya que trabajar y estudiar.

Saludos para todos y besos para vosotras.
Hasta otra